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29 septiembre 2009

Traver Griñó, Genio y Figura.

Estimados lectores,

Desde mi llegada y posterior residencia a esta comarca de la Plana Alta, lugar donde las huertas tradicionales son bañadas aun por el río Mijares, a este territorio vecino del apacible y silencioso mar Mediterráneo, ese maravilloso cronista y testigo mudo del paso de tantas y tantas civilizaciones y culturas, que hoy sigue conservando lo hermosamente mágico de su luz y su inmensidad inspiradora para muchos artistas; tuve la posibilidad y el privilegio, de contemplar las obras de algunos artistas locales. Reconozco que no todos me sorprendieron de la misma manera, algunos pintores y sus obras, pasaron indiferentes ante mis ojos, otros, me hacían reflexionar y cuestionar, sobre su exagerada popularidad y sobre esas, a mi entender, casi nulas aportaciones, que dicen hace con su trabajo al arte. Incluso hoy, 15 años después de aquello, me siguen resultando incomprensibles esos supuestos y tan cacareados “valores artísticos”; afortunadamente, también encontré a un pequeño grupo de artistas, entre los que se encontraba el que es hoy nuestro protagonista, con hermosas obras llenas de singular vitalidad, frescura y belleza, con técnicas de elevada factura en su realización y sugerentes temas que hablaban con orgullo de lo autentico de su región, algo que resulta verdaderamente importante para ese factor que nos habla de la universalidad del arte y que tanto se corresponde con la cultura, idiosincrasia y las formas de vida de sus pueblos, obras que hablaban de sus costumbres y tradiciones en esa singularidad que encierra ser por ejemplo castellonense, mediterráneo, español y europeo. Hay quienes piensan, que se es más “original” y “moderno” mientras más hermético, incomprensible y alejado se muestra en el discurso artístico, o mientras más se mimetiza con lo que venga de fuera y quien así lo piense, se equivoca; pues nadie será más original, que aquel que es capaz de mostrar al mundo lo verdaderamente singular y autentico de lo suyo, aquello que lo hace único e irrepetible ante los demás.

Pues bien, dentro de aquellos magníficos artistas se encontraba el maestro, Traver Griñó, tristemente desaparecido recientemente (2-abril-1931 a 17-marzo-2008) uno de los pintores que más me han impresionado por la destreza en el manejo de la técnica de la acuarela (sin duda la más difícil de todas las que abarca la pintura) he visto pocos pintores en el mundo que la hayan ejecutado con tanta habilidad, fuerza y belleza, motivo por el cual siempre lo hice merecedor de mi admiración y del respeto por su obra.

Griñó, era un artista polémico y muy temperamental, lo conocí portando una característica boina que escondía su larga pero poco poblada melena canosa, de jocosa mirada miope, gustaba mucho de la broma fácil y se sabía maestro de una excelente técnica, el amor por la caricatura, lo hizo presentar sus trabajos en un pintoresco pueblito de mi país, San Antonio de los Baños (Cuba) donde le concedieron un importante premio, estaba muy orgulloso de ello, y cada vez que nos veíamos charlábamos de lo que era para él una importante experiencia y sin duda un merecido reconocimiento. Era un hombre muy directo y claro, algo arrogante, pero sin pedantería, sabía donde hablar y también donde prestar atención, admiraba el conocimiento en aquellos que habíamos tenido la posibilidad de estudios superiores, pero no se sentía inferior, era consciente de sus magníficas dotes como dibujante y sobre todo, se sabía conocedor de su excelente manejo en la acuarela, supongo que a veces, su exagerada sinceridad, y la manera de ser y actuar, contrastaban con algunos pensamientos más tradicionales y pueblerinos, a veces exageradamente prudentes, muy reservados e incluso hipócritas de algunos de sus colegas, de ahí que tuviera muchos conocidos, pero en realidad pocos amigos en el gremio.

Sentí mucho dolor cuando vi “desaparecer” su mural “El camino de la vida” pintado sobre una pared medianera de la plaza de Clavé, y creo recordar haber leído en alguna parte, que fue un encargo del Ayuntamiento de Castellón en el año 1987. En ese lugar hace unos pocos años atrás, la construcción de un edificio que aumentó inexplicablemente de altura, lo dejó prácticamente oculto, motivo este que le ocasionó al artista, un gran pesar y un lógico disgusto. Es curioso como hay quienes tienen muchísima “suerte” para exhibir sus obras en esta ciudad, independientemente de su propuesta y calidad estética, algo que incluso llega a ser inexplicablemente incompresible, como incomprensible y falto de sentido armónico de lo estético, es que alguien pensara en cubrir con un gigantesco septópodo “sol” amarillo pollo, la fachada azul eléctrico de un edificio del Grao de Castellón (quizás esa sea la razón por la cual, se incrementa tanto las ventas de gafas de sol, en los vecinos que habitan próximos a tan singular obra), pero bueno bromas a parte, lo cierto es que con ejemplos como este, se seguirá haciendo méritos para continuar siendo una ciudad de cuestionada belleza y orden en su aspecto urbanístico, como sus propios habitantes reconocen con cierto sonrojo.

Independientemente de esta incuestionable y absurda realidad, Castellón también puede presumir de excelentes artistas, que a pesar de todo, siempre tendrán el reconocimiento y el respeto, de los que seguimos creyendo en la nobleza del arte, en la autentica calidad que sabe alzarse por si sola, sin compadrazgos de ningún tipo, revestido de la única verdad que hace libre y autentico al verdadero arte. En donde Castellón se honra con la digna presencia del maestro Traver Griñó.

Por todo ello, muchas gracias maestro por tu obra, esta ciudad está en deuda con usted.

Muchas gracias a todos y hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez

18 septiembre 2009

“Desde el silencio”, mutismo irrelevante en esta exposición de Amparo Fosati.

Estimados lectores.

Hoy les traigo un nuevo articulo de opinión, para hablarles de la recién inaugurada exposición titulada “Desde el silencio”, de la Licenciada y Doctora en Bellas Artes, Amparo Fosati, la cual esta abierta al público en la Sala Bancaja Hucha, en la calle Enmedio, 82 hasta el próximo día 30 del presente mes de Septiembre.

Debo confesar la curiosa sorpresa que esta muestra me ocasionó al verla por primera vez, pues estaba plenamente convencido de que se trataba de una de esas tantas exposiciones de tipo social, que se vienen realizando en este centro, a cargo de pintores aficionados (algunos de ellos miembros del Ateneo Cultural de Castellón) amas de casa o de algún alumnos de los talleres-escuelas existentes en esta ciudad, algo que de haber sido así, no justificaría la aparición de este nuevo articulo en el blog, pues considero justo y necesario, que personas noveles y aficionadas, que se inician en las artes del dibujo y el color, o de las bellas artes en general, deben ser corregidas y dirigidas primero por sus maestros, antes de enfrentarse públicamente a una valoración más profunda y critica de su quehacer artístico y creador; pero tratándose de toda una profesional como sin duda es el caso de Amparo Fosati, entonces me permito la licencia de valorarlo en su justa medida y compartir con todos ustedes mi opinión, en coherencia con los objetivos de instruir y educar el gusto estético de aquellos que se acercan con afición, sensibilidad o simple curiosidad, al mundo de las bellas artes (especialmente al de la pintura) objetivos que he tratado de alcanzar siempre con este blog.

Entrando en materia, tengo que decir que la muestra que en esta ocasión nos trae “Desde el silencio” Amparo Fosati, es de una expresión pobre y muy decepcionante, si la comparamos con su curriculum que es abalado por una formación profesional y académica. Sus trabajos hechos con aplicaciones de collages, técnicas mixtas y acrílicos, son más propios de la resultante de un simple y vulgar taller de decoración de interiorismo, en donde la manipulación elemental de la técnica y los procedimientos, responden a una anodina expresión de lo meramente estético, donde solo en lo casuístico de la experimentación y el accidente, es donde se alcanza un único valor aburrido y simple de lo estético, carente de toda aportación no solo formal, (por lo repetitivo y pueril de la resultante) sino también desde el punto de vista del concepto. Los trabajos que aquí se exhiben, no tienen realmente más valor, que aquellos que podemos encontrar y comprar en las grandes superficies comerciales o tiendas de decoración, independientemente de las nobles intenciones conceptuales que su autora quiere transmitir con ellos, pero que en ningún modo, esto se ve respaldado por la imagen, que resulta insustancial, poco elevada y nada profesional.

Siempre he sido del criterio, al menos en Arte que es de lo que conozco algo (aunque imagino que ocurrirá igual en otras ramas del saber) que son los resultados, los únicos responsables de marcar una diferencia real del verdadero conocimiento, la obra o resultante, debe ser la más clara expresión y demostración que debe distinguirnos de aquel que aun transita por el camino del aprendizaje, de la perfección técnica y la maduración conceptual, en busca de la anhelada profesionalidad; son los resultados, y no los títulos académicos, los únicos y verdaderos responsables y capaces de distinguirnos en esta carrera, pues de no ser así, estos solo servirían para llenar paredes, envolver el pescado fresco que compramos en la lonja o darle un uso mas escatológico. No dudo de los conocimientos que Amparo Fosati, pudiera tener en el terreno académico de la teoría, la pedagogía o la docencia (sobre todo con niños) porque he estado buscando y leyendo su larga experiencia que en este campo le avala, y creo sinceramente que de manera muy meritoria y honorable, pero en lo que al ejercicio de la pintura se refiere, es mejor que reflexione desde la mas sincera autocrítica, sobre sus reales capacidades y aptitudes creativas y de oficio, que le permitan aportar algún valor, en el terreno de lo formal y también en el de las ideas, pues he tenido y tengo algunos alumnos en mi estudio-taller, que aun sin títulos de bellas artes, pero con incuestionables aptitudes artísticas, creativas y de ejecución en el oficio, sus trabajos manifiestan claramente, propuestas más interesantes, novedosas y serias, con resultados mucho más profesionales, que las que vemos en esta muestra y eso estimados lectores, resulta realmente patético y muy decepcionante.

Sus trabajos, mezcla de un pobre y trasnochado informalismo con una “ingenua” y tosca figuración, nos arrojan hacia un resultado de gran pobreza visual, compositiva y cromática, donde lo más interesante desde el punto de vista conceptual, es un pequeño folio escrito, que nos da la bienvenida a la muestra, y que nos introduce en las intenciones y objetivos que persigue la autora con esta exposición, quizás hubiera sido mejor y preferible, que escribiera un ensayo o una nueva tesis de investigación sobre el tema, que atreverse a representarlo con imágenes.

Su intención conceptual está basada en la repercusión, manifestación y cualidad polisemica e intencional del silencio del ser humano, en la paradójica fuerza expresiva que tiene el callar, desde lo individual hacia lo colectivo, pero también de lo colectivo a lo individual, también como herramienta de reclamo de virtuosos y sagrados derechos sociales, políticos y humanos, específicamente en la defensa genérica de lo femenino.

Sin duda, es una interesante propuesta teórico-conceptual, que en la práctica podría resultar muy atractiva, incluso para una posible nueva tesis doctoral, pero que sin duda no se ve respaldada en lo más mínimo, por la iconografía elegida en esta exposición, resultando insuficiente e incluso incongruente a todas luces.

Hay muchos teóricos del arte que argumentan, la innegable cualidad o capacidad comunicativa de la imagen artística, de ahí que sea considerado como un valioso recurso de la comunicación y el dialogo, entre el publico de arte y la obra. Pero para que esa comunicación exista, la imagen artística debe ser clara, que no necesariamente descriptiva, coherente al concepto, que no necesariamente simple ilustración de la idea, con lo cual, la comunión entre arte y público debería estar garantizada no solo en su complacencia estética, sino también en su coherencia discursiva.

Creo que en esta exposición no ha sido así, en ella reina el silencio, el mas absurdo, callado y vacío silencio, no el silencio reflexivo que busca lo trascendente en lo anecdótico, y de la síntesis, el todo que la justifica, no el silencio de la oración intima del que nos hablaba Benavente, sino el mudo silencio vacío, absoluto e insignificante, que la hace indiferente ante nuestros ojos e insustancial ante nuestros pensamientos. Y viéndola una vez mas, recuerdo a Cicerón cuando dijo, “la verdad se corrompe tanto con la mentira, como con el silencio”, es por ello estimada Amparo, que en este momento, esta exposición no encontró la verdad con tu silencio, quizás en otra ocasión tengas mas suerte y encuentre la frase adecuada con tu pintura, mas que con tus calladas palabras.

Y ahora Shhhiiii… por favor, hagamos un poco de silencio y reflexionemos.

Muchas gracias y hasta la próxima entrega

Amaury Suárez

04 septiembre 2009

El “Organon” de Evaristo Millán, divertimentos de lógica cuestionable.


Estimados lectores.

Una vez terminado el periodo vacacional, abriendo la temporada de exposiciones del centro cultural provincial “Las Aulas”, se exhibe hasta el próximo día 25 de Septiembre, la exposición de Evaristo Millán, titulada “Organon”.



Al margen de la “personalidad apasionada” de este pintor, algo de lo que nos habla en el catalogo de la exposición el siempre amable cronista de la ciudad de Castellón, D. Antonio Gascó, lo cual sinceramente no considero motivo de interés y análisis por mi parte en este articulo por razones lógicas, es una exposición de cuadros, no una consulta con el psicólogo, lo cierto es que la muestra es bastante pobre y aficionada, y carente de todos esos valores estéticos y creativos, que se le atribuyen en las criticas que he podido leer, no sólo en el catalogo de la muestra, sino en la que aparece en los demás medios que se han hecho eco de ella.

Desde el punto de vista conceptual, la exposición no deja de ser una de las tantas que persiguen sin éxito, plasmar la mil veces recurrida temática del retrato, solo que esta vez, como en muchos otros casos, sin aportación estética de ningún tipo. Creo que no hay nada que resaltar como valor estético, ni artístico, en las piezas que hacen clarísimas referencias a las obras de Miguel Ángel, Leonardo y Ribera, a no ser como resultados de simples ejercicios de clase, mas propio de los alumnos de cursos tempranos de las escuelas de bellas artes, que de un profesional (como así se nos hace ver en los medios) también existe una clara incompatibilidad iconográfica en la muestra, donde el pintor ha pretendido (a mi entender de manera incongruente) hacer convivir obras con dos lenguajes, completamente distantes y diametralmente opuestos como son, el figurativo y el abstracto, siendo este ultimo, (el abstracto) igual de pobre y carente de una propuesta novedosa, elemento más que denota una clara concepción aficionada de la muestra y que desde luego no la favorece, hubiera sido preferible y siempre de agradecer, que en este aspecto el pintor hubiese pensado en un concepto mucho más armónico y coherente con la propuesta expositiva.

Muchas veces los “críticos”, aunque conocedores de la historia del arte, pero carentes de los conocimientos técnicos del oficio, confunden y asocian de manera errónea conceptos propios de la especialidad del pintor, como por ejemplo, asocian la expresividad del color, o el colorido de una obra, con el engañoso “colorín”, es decir, el torpe y aficionado manejo del color, sin una lógica que responda a la armonía que debe prevalecer en la atmósfera cromática de la pieza, otras veces, confunden la destreza o soltura del tratamiento de las pinceladas, con el descuido y la tosquedad, donde la diferencia no solo está en la huella que deja la pincelada, sino en el conocimiento de la forma que hay debajo del gesto, de eso sabe mucho Velázquez, Sorolla y Ribera, haciendo referencia con este ultimo, a uno de los “elegidos” de la exposición. Lamento mucho no coincidir en esta ocasión con los críticos que se han referido para definir esta muestra como un hecho “temperamental” e “imaginativo”, como tan poco con aquellos que en su osada comparativa, se han atrevido a relacionar intenciones y objetivos de estos trabajos, con el “inconsciente” lei motiv de la obra Daliniana, aunque por otra parte, coincido plenamente en que en esta muestra de obras de Evaristo Millán no hay ninguna intención de “remover conciencias”, totalmente de acuerdo en eso, pero de ningún tipo, ni sociales, ni intelectuales, ni estéticas, aquí hay solo simples “divertimentos” colgados en las paredes de la galería, lo triste es que a estas alturas de la historia del arte, resultan mucho mas interesantes, revolucionarios y “divertidos” aquellos que nacieron de la mano de un Jackson Pollock, Robert Motherwell, o un conocido y nacional Joan Miró, curiosa paradoja ¿no creen? y hablando de paradojas, algo que llamo mi atención desde el primer momento en esta muestra, fue su titulo “Organon” (que al margen de ser un vocablo griego) es el nombre que recibe el famoso tratado aristotélico que nos habla sobre la lógica, ¿curioso, no? Tanta preocupación del Cum laude discípulo de Platón en los aspectos que derivan de un pensamiento coherente y sin embargo escasa lógica y coherencia, la que hay en alabar y justificar lo que carece de autentico valor, en fin, que como sabiamente decía el ilustre filosofo griego “es ignorancia no saber distinguir entre lo que necesita demostración y lo que no la necesita”.

Hasta la próxima entrega

Amaury Suárez