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25 febrero 2010

Castelló en la retina del temps

Estimados lectores:

Desde el pasado 16 de febrero y hasta el 13 de marzo, estará abierta en el Centro Cultural Provincial de Las Aulas, la exposición “Castelló en la retina del temps” de Antonio Ballesteros (Granada 1940). Una exposición extensa en su número de piezas, cuidada en su presentación y con el valor indiscutible de lo testimonial, y que a primera vista, nos provoca la siempre grata sensación de la técnica de la plumilla. Una exposición que nos presenta obras de alta meticulosidad y limpieza, muy laboriosa, cual encaje de bolillos, pero como en tantas otras ocasiones, donde se ha presentado obras realizadas en esta técnica, cuando esta es sometida a una observación de rigor en las particularidades de su empleo, nos vuelve a resultar desilusionante y pobre en su manejo.

Al margen del desdibujo que encontramos en las escasas figuras humanas que en ocasiones aparecen en las escenas de los paisajes (principalmente urbanos) y de los errores que también comete el autor en la perspectiva lineal de las casa, balcones y ventanas, me voy a referir concretamente al aspecto de la aplicación técnica de la plumilla, utilizada en esta muestra.

Muchos dibujantes que emplean esta técnica, tienden a cometer el error (y entiendo que esto ocurra por un claro desconocimiento de factores elementales del dibujo y que en esta exposición también se aprecia) de aplicar el mismo interés y la misma intensidad del negro, en los diferentes campos visuales del cuadro, atentando directamente contra el efecto de perspectiva que interviene en la profundidad de la obra. Las mismas texturas, con el mismo interés, aparecen tratadas tanto en los primeros planos como en aquellos que se encuentran más alejados de nuestra visual, con lo cual se provoca un lamentable efecto de “aplanamiento” o pérdida de profundidad y por consiguiente, un resultado muy poco cercano a la ilusión de realidad que se pretende conseguir. Esto podría ser fácilmente resuelto, si el dibujante empleara la plumilla después de haber aplicado unas pálidas aguadas de grises, las cuales podrían permanecer intocables en los planos y/o elementos mas alejados y enriquecidas con las texturas visuales que puede realizar la pluma, en los puntos o planos mas próximos. De no resolverse de esta forma, el dibujante estaría obligado a utilizar diferentes puntas en los palillos (mas finas en los planos y objetos más distantes y más gruesas en los primeros) o también se puede hacer, interviniendo menos en el cruzado de la línea según sea el punto en la perspectiva de la obra.

Esto no fuera relevante en una plumilla que se utilizara para una simple ilustración, ya que la imagen cedería protagonismo al texto y por lo tanto los aspectos a valorar, serían más los literarios, que los plásticos. Pero tratándose de una exposición como esta, donde la imagen se nos presenta desnuda, adquiriendo un protagonismo absoluto y donde puede ser analizada también en los aspectos técnico, pienso que una valoración como esta no solo resulta procedente, sino además necesaria.

A pesar de estas observaciones técnicas, coincido con el espíritu de las palabras escritas para el catalogo de la exposición, que en esta ocasión ha estado a cargo de mi colega Jerónimo Uribe, cuando nos dice que hay sinceridad y belleza en sus dibujos. Sin duda la exposición “Castelló en la retina del temps” del veterano Antonio Ballesteros, es de esas muestras, que suelen provocar en el espectador, la dulce complacencia en el rostro, cuando quien mira, lo hace con el corazón.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez

21 febrero 2010

Música en la ciudad

Estimados lectores.

En esta ocasión tengo a bien presentarles un reportaje fotográfico de mí último, y hasta ahora más importante trabajo realizado en esta ciudad. Este recientemente concluido, hace alusión directa al tema de la música, disciplina artística por la que existe gran afición y costumbre en estas tierras; y además, tema que desde hace tanto tiempo abordo en mi obra y por la que muchos, tanto dentro, como fuera de este país, me identifican en lo artístico.

Como podrán comprobar, mi propuesta figurativa en esta obra de grandes proporciones (12 X 15 metros) responde a patrones naturalistas en su aproximación formal del objeto, donde una atmósfera onírica de palpable influencia surrealista, hace posible que tres enormes violines, transmitan la sensación de estar flotando dentro una gestual y grafica mancha azul, que al convertirse en cielo, pretende perforar visualmente la dureza física del muro del edificio. “Música en la ciudad” que así es como se llama esta pieza, establece una clara diferenciación con los otros murales que se exhiben en nuestra ciudad, cuyos tratamientos están basados generalmente en el manejo de tintas planas de color y en una figuración más infantil, esquemática o ingenua.

Agradezco la confianza que la empresa constructora Sebastiá ha depositado en mi, para la realización de este mural en el edificio que está construyendo, así como todo el apoyo recibido por su parte, en especial, a mis buenos amigos Xaro y Ramón, ya que sin ellos, todo hubiera sido mucho más difícil. Espero y deseo además, que esta experiencia sirva, para que las autoridades competentes, valoren la posibilidad de convertir a nuestra ciudad en una hermosa galería al aire libre, sin duda un buen reclamo para el turismo, en donde se pudiera exponer los más amplios y variados lenguajes plásticos de sus artistas, porque aunque no lo parezca (por la exclusividad que parece tienen algunos) en Castellón hay mucho mas de un creador que puede aportar con su arte, a que nuestra ciudad sea más variada, atractiva y cosmopolita para los ojos de aquellos que la visitan y sobre todo, para aquellos que la vivimos.

Dicho esto, espero que esta obra resulte de su agrado y la disfruten, si no es así, no se preocupen, siempre tendrán la posibilidad de mirar para otro lado, hay solamente una.

Para los que quieran verla en su espacio físico, el lugar de su emplazamiento está en la calle Gibraltar, entre Alcalde Tárrega y San Roque, les dejo con el reportaje fotográfico y hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez






mural "Música en la ciudad"

04 febrero 2010

Las 100 mejores recetas con los huevos de Ripollés

Estimados lectores:

Cual actitud fecunda de gallinácea, ya tiene nuevamente la ciudad de Castellón, desde el pasado viernes 29 de enero, un nuevo “huevo” de metal (quizás bronce) de quien al parecer, es el único “gallo” creador de este curioso corral. Es el nuevo Fabergé del levante, que sin la elegancia, gusto y estirpe, del legendario artesano de zares, sigue siendo el elegido de los que diseñan tanto las ciudades, como las políticas culturales de la zona, convirtiendo cada vez más a esta provincia, en la gran incubadora del Sr. Juan Ripollés, solo que esta vez, y como dato curioso, el oviforme objeto viene con tres libros (supongo que de recetas de cocina) apoyados en su paralelo polar superior y que de “todo corazón”, parece invitarnos a buscar en ellos, la mejor formula gastronómica para hacérnoslo comer con mejor gusto; no, si al final de todo, hasta tenemos que agradecerlo a aquellos que eligen, deciden y gobiernan sin consultar, en estas hermosas tierras bañadas por el río Mijares.

Y es tanta la desfachatez de estos ideólogos culturales, que para esta ocasión se han propuesto buscar un céntrico y estratégico punto de emplazamiento de la obra, en la mismísima avenida Rey Don Jaime, frente al edificio de correos; parece que aun no les basta que a tan solo unos escasos 100 metros, se alce cual palmera multicolor de falla, (pero sin el justiciero destino de la “cremá”) otra obra del mismo autor, en la emblemática plaza de huertos sogueros. Parece ser que en esta ocasión, el lugar elegido para ubicar tan singular pieza, pretende lograr el inevitable encuentro con el público transeúnte; recurso político del más vulgar y rancio populismo, que tanto me recuerda a los métodos usados por el Sr. Hugo Chávez en la Venezuela actual, o por los hermanos Castros en la Cuba revolucionaria, para así poder decir en sus respectivos discursos, que el arte es del pueblo y para el pueblo, cuando es precisamente a este ultimo, tan digno y respetable, al que no se le consulta, ni se le educa en la cultura, ni se le informa de los costes que producen tales actos y que repercute en los bolsillos de todos, no, si al final de todo, no hay grandes diferencias entre la demagogia y “dedocracia” trasatlántica y la que aquí impera, bueno si la hay, allá ni siquiera te puedes quejar, aquí sin embargo lo puedes hacer, pero no te hacen ni el mas mínimo caso, con lo cual el resultado es prácticamente el mismo, los dirigentes políticos siguen haciendo lo que les viene en gana y nosotros seguimos pagando sus cómodos asientos y su permanencia en el poder.

Es sencillamente patético y muy lamentable comprobar el grado de compadreo que existe en esta ciudad y también en la provincia, en los temas relacionados con el arte y la cultura. Y mientras que el resto de los creadores y los jóvenes egresados de las escuelas de Arte, con una calidad incuestionable y con el mismo derecho a embellecer y distinguir a la que es también su ciudad, esperan por una oportunidad que va llegando muy de vez en cuando y como hambrientas migajas, otros por el contrario, con mucha afición, pero también con grandes carencias, no sólo técnicas sino también culturales, se atreven a criticar y descalificar al mensajero, quizás de ese modo les pueda caer en gracia al señor que dirige el cotarro, que en gratitud a su servilismo, tal vez decida recompensarlos facilitándoles hacer una exposición personal en algún espacio “público,” tiene guasa, suplicamos y pedimos con desconfianza, lo que nos pertenece por derecho propio, pero en fin, tiene que haber de todo en la villa del Señor.

Y mientras tanto sigo mirando entre las páginas de mi libro de las 100 mejores recetas de cocina, a ver como me puedo comer más a gusto, los huevos de Ripollés.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez