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14 junio 2010

Polifacéticamente Pobre

Estimados lectores:

Desde el pasado 26 de mayo y hasta el 30 de junio está abierta al público en la sala de exposiciones del Centro Cultural Castalia Iuris (Pza. Cardona Vives, 10 sótano) la exposición “Polifacética”, de la artista castellonense Agustina Ortega. Según la referencia que aparece en la pagina Web del mencionado centro, en su apartado de actividades/exposiciones, se nos dice… “Vamos a divertirnos. Las composiciones de Agustina Ortega, llenas de simpatía y buen humor”.

Por un momento pensé que se trataba de una artista de la grafica humorística, del mundo de la historieta, el “comic” o “cartoons”, en su acepción inglesa más antigua, pero estaba equivocado, era una exposición que contaba aproximadamente con una docena de cuadros, en su mayoría grandes formatos y una solitaria escultura con forma de gallina multicolor, cuya imagen se debatía entre una visión de escultura “Ripollesca” y un “Ninot Gallináceo” de falla infantil, que a tenor de su aspecto, no se libraría nunca del purificador fuego. Como pude intuir, ya que la muestra no contaba con ningún catalogo o folleto informativo de consulta, la exposición se presentaba con una intención muy diferente a la que se anunciaba en la pagina Web del Centro Cultural, es decir, era evidente una intención “seria” tanto técnica, como conceptual, aunque lamentablemente, tengo que decir, que esto solo se quedó en la intención y no en los resultados que pude apreciar, ya que a todas luces se mostraban grandes carencias, no solo es los aspectos formales y técnicos, sino también en la coherencia discursiva del concepto.

En arte, todos los estilos, movimientos artísticos, tendencias o incluso las efímeras corrientes que surgen casi de manera espontánea, se nutren de una intencionalidad tanto en las formas, como en los contenidos, de ahí que nos resulte relativamente fácil diferenciarlos para disfrute y estudio. Algunos incluso, desarrollan manifiestos que dejan palpable testimonio de sus intenciones y propuestas, digo esto porque cuando eso no se produce, es o porque lo profesional brilla por su ausencia, lo cual nos advierte de un trabajo de aficionado que casi siempre suele beber de la superficie de las cosas y no de la verdadera esencia de las mismas, o porque responde a una actividad muy inconsciente e irresponsable, lo cual resulta aun peor.

Para despejar mis dudas, pues como ya dije, no había ningún folleto o catalogo informativo que me ilustrara sobre la artista y sus obras, consulté en Internet la trayectoria profesional de Agustina Ortega, ya que no suelo hacer valoraciones en mi blog, ni de exposiciones en galerías privadas, pues los galeristas son responsable de lo que exhiben, ni de artistas aficionados, ya que generalmente estos (los aficionados), se toman con gran ligereza y/o divertimento esta actividad, lo cual no amerita ningún esfuerzo por mi parte. Pero cual fue mi sorpresa al comprobar que esta “artista” contaba con una larga trayectoria expositiva (eso si, de dudosa relevancia) y además con la particularidad, casi privilegiada, de haberle sido adjudicada una obra escultórica de gran tamaño por parte del Excmo. Ayuntamiento de Castellón, para ser emplazada en el parque aledaño al Auditorio, con un presupuesto de 70.620 euros (IVA incluido) y que lleva por titulo “Caballos Musicales”. Con estos datos, ya no tenía la más mínima duda de que se trataba de una “profesional” o al menos, de alguien al que se le daba ese tratamiento de manera oficial, (quizás por casos como este y por otros, mucho más significativos y que ya he tratado en su momento en este mismo espacio, es que nuestra ciudad carece de un consenso en cuanto a la valoración de su atractivo y belleza) pues bien, teniendo en cuenta esa premisa y el derecho, que me otorga la libertad a opinar de ella en este blog, tengo que decir que la exposición resulta insuficiente y un tanto caótica en cuanto al uso del lenguaje. Son muchos los recursos enfrentados que podemos encontrar en la muestra y que esta pintora utiliza sin que pueda lograr un resultado coherente y armónico, por otra parte, el recurso de apropiación, es utilizado de manera arbitraria, es decir, sin ninguna intención de coherencia discursiva o de propuesta aparente, algo que claramente queda demostrado en el cuadro que la artista dona al hospital general y que aparece expuesto en la sala, donde ha utilizado claramente la archiconocida iconografía del artista ecuatoriano Osvaldo Guayasamín sin ninguna otra recreación más que la de utilizarla en una elemental composición de gran pobreza cromática y de valores, donde los tonos agrisados de similar intensidad en su luminosidad, atentan contra la profundidad, perspectiva o relieve visual de la obra.

Este recurso de apropiación aparece nuevamente reflejado en la muestra, pero esta vez recreado en la famosa obra de Gustav Klimt “El beso” de 1908, donde la artista castellonense, aprovecha para incorporar un motivo con el cual se identifica casi de manera reiterada en toda su obra y que utiliza como su sello de identidad creativa, me refiero a una gallina domestica, sí, al ave de corral (Gallus gallus), y no es que yo tenga nada en contra de tan simpática ave, mucho menos teniendo en cuenta lo recurrida que suele ser esta para nuestra alimentación, pero me parece cuanto menos pedestre, asociar la iconografía de Klimt con una gallina, máxime si los resultados son como los que pude apreciar en su cuadro.

El resto de cuadros de la exposición, muestran una mala factura, empastes innecesarios y gratuitos, elementales analogías cromáticas y básicas composiciones, así como pobres tratamientos que conviven en una total anarquía técnica, lo cual nos transmite una impresión muy aficionada y de carente factura que no aporta ningún interés.

Y es que en Arte, la versatilidad de lo polifacético debe estar regido siempre, con arreglo a la valoración de la calidad en los resultados, pues sino, se corre el riesgo de ser, polifacéticamente insuficiente, que es precisamente lo que he podido comprobar en esta muestra de la artista Castellonense Agustina Ortega, que se exhibe en la sala de exposiciones del Centro Cultural Castalia Iuris en la Plaza. Cardona Vives, Nº. 10, muestra que estará abierta hasta el próximo 30 de junio, y que no estaría mal que se acercaran a visitarla, para que así pudieran comprobarlo por ustedes mismos.

Hasta la próxima entrega

Amaury Suárez

07 junio 2010

Autorretratos de Infarto

Estimados lectores:

Una vez más el Ateneo Cultural de Castellón, situado en la calle Antonio Maura Nº 4, nos regala una de sus exposiciones más representativas del curso; la que recoge las pinturas de sus artistas miembros, con el tema “Autorretratos”, la cual quedó inaugurada el pasado jueves 3 de junio y que en esta ocasión, como en ediciones anteriores, salvando escasísimas excepciones, (que con los dedos de una mano bastaría para contarlas), la muestra nos resulta bastante insuficiente en su calidad y belleza, a tal punto, que más que una exposición de cuadros, tal parecen como aficionados carteles de cine, anunciando una película de horror y misterio; de horror, porque de ser físicamente fiel a los modelos que han sido pintados en los cuadros, ocasionarían algún que otro infarto por la calle, y de misterio, porque resulta todo un misterio identificar a algunos de los que allí aparecen colgando de las paredes, con lo cual más que una exposición de autorretratos, seria más bien una exposición de personajes de películas de Alex de la Iglesia, pero en versión cutre salchichera.
He querido acompañar a este artículo, con una pequeña muestra de claros ejemplos de lo que digo, valoren y juzguen ustedes mismos.

Y esto es así, porque hasta que los dirigentes de dicha institución, no utilicen la selección y el criterio profesional, como único rasero de la calidad para diseñar y exhibir tales exposiciones, dudo mucho que eso mejore alguna vez, no sé bajo que criterio se hacen estas actividades, pero viendo lo infausto de los resultados, no creo que sean como para sentirse orgullosos de ellos.

El solo hecho de ser miembro de la institución, no tendría porque otorgar el derecho automático a la exhibición de la obra que presentamos para las exposiciones colectivas que organiza el ateneo para sus afiliados, sino solo el derecho a poder participar, además de aceptar la valoración de un jurado cualificado que las seleccione, de ese modo, se garantizaría una mayor calidad de las muestras, y por lo tanto el Ateneo como Institución Cultural, ganaría en consideración y prestigio, convirtiéndose en garante de buena calidad de las actividades que él organiza.

Esto no invalidaría la posibilidad y el derecho, a que cualquier miembro, independientemente de su calidad como creador, pueda solicitar la sala para exponer sus obras en una fecha acordada, pero en ese caso, sería bajo su responsabilidad y como una actividad individual, donde no actuaría mas criterio que el de aquel que exhibe, sin necesidad de “contaminar” a los demás en un espacio común, haciendo muy desafortunada y precaria la calidad de la muestra, como sin duda lo es esta de “Autorretratos” que ahora mismo se exhibe en su sala de exposiciones.

La política cultural no debe entenderse, ni como un compadreo, donde el “pastel” se lo reparten unos pocos, como suele pasar en esta ciudad, ni como un acto de extrema bondad permisiva, donde se equiparen en el reconocimiento al mérito, a aquellos que han dedicado su vida al arte, convirtiéndola en su única profesión, con los que solo la ven como un simple pasatiempo de fines de semana, no es lógico, como tampoco justo. Es por eso que debe existir un control y una selección que actúe como rasero que permita honrar al que trabaja con calidad y estimule a aquellos que aspiran a lograrla. Y son precisamente instituciones como el Ateneo Cultural de Castellón, los que deben velar por este sabio equilibrio de equidad y tener claro su papel de mediador y legislador para llevar a cabo estas políticas.

El Arte y la cultura, son una propuesta de lo elevado en la creación y el pensamiento del hombre, por eso, apostar siempre por la calidad, es sinónimo de prestigio, garantía y distinción, y solo así, instituciones como el Ateneo Cultural de Castellón, podrían alzarse como referente de profesionalidad en las actividades que desempeñen en un futuro y no creo que nadie pueda negarlo, ni estar en contra de tan elevada aspiración. Pero eso solo será posible, si se trabaja con sólidos criterios, desde la ilusión y la profesionalidad, y no actuado como frustrados funcionarios, que solo se preocupan por cumplir un mero tramite en su calendario de trabajo.

Y si alguien tiene alguna duda de lo que aquí expongo, les invito a que se pasen y vean la exposición “Autorretratos” de los Artistas del Ateneo de Castellón, pero eso sí, les advierto, no es apto para personas con problemas de corazón, así que mejor tómense una pastillita por si las moscas.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez