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07 julio 2010

Materialismo Metafísico, una exposición cantinflesca.

Estimados lectores.

El pasado 30 de junio quedó inaugurada en el centro cultural provincial Las Aulas, la exposición titulada “Materialismo Metafísico” del pintor y escultor Portalés, artista que al parecer, debe ser o sentirse, muy conocido entre todos nosotros, pues ha preferido poner en su catálogo, unas curiosas palabras de alguien que firma con las enigmáticas iniciales de E. F. T. (y que ya le dedicaré un comentario más adelante) que poner su nombre completo, datos y/o trayectoria artística, algo que pienso es la función práctica para la cual está pensado tal publicación; independientemente de las palabras más o menos de rigor, que suelen correr a cargo de algún especialistas. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo dia 24 de julio y cuenta con un número importante tanto de esculturas como de pinturas, siendo además un clásico, e ilustrativo ejemplo, de que cuando no hay nada interesante que “decir”, ni en lo formal, ni en lo conceptual, mejor es callarse.

Titular esta exposición como “Materialismo Metafísico” es ya en sí, un claro acto de “cantinfleo”, si se pretende comparar y/o asociar con la “Pintura Matérica”, pues desde el punto de vista conceptual de los significados, no llego realmente a entender, que tiene que ver el materialismo filosófico de Francis Bacon (1561-1626), o de cualquiera que sea la vertiente a la que pertenezca tal materialismo, con la tendencia abstracto matérica, que surge dentro del informalismo europeo después de la segunda guerra mundial, en la cual se utilizan materiales ajenos a los usados de forma tradicional por la propia pintura, actuando estos como elementos de expresividad plástica y discursiva dentro de la obra, y esto además con lo metafísico en la pintura, y mucho menos, ¿Qué tiene que ver todas estas cuestiones, con la exposición que nos ocupa? Creo que si Fautrier y Dubuffet. (padres de la pintura matérica) y Giorgio de Chirico y Carlo Carrà (padres de la pintura metafísica) vieran esto, pedirían perdón mil veces por haber provocado de manera involuntaria tamaño galimatías, debido a la incomprensión de algunos, que se empeñan en asociar conceptos disparatados, quizás en aras de buscar alguna notoriedad y distinción dentro de un colectivo. No sería extraño pensar que a estas personas a las que les gusta entrar en el juego de relacionarlo todo, aun cuando tales asociaciones resultan claramente inconexas y desatinadas, nos quieran defender como posibilidad real, la tesis de proponer a Eduardo Kac (destacado artista brasileño en el arte transgénico) como principal conferencista de un importante simposio para cirujanos y doctores del mundo, con una ponencia referida a las técnicas de la cirugía, seria realmente inadmisible ¿no lo creen así?

Creo sinceramente que en la intención del autor de esta muestra, sobra un poco del delirio de grandeza, como también algo de ignorancia, quizás tanto, como barniz y pegamento en sus cuadros, faltándole sobre todo, coherencia, humildad y estudio, pues no es lo mismo Materialismo, que Matérico y no tienen nada de trascendental y/o metafísicos unos cuadros que expresan tanta simpleza formal, así como claras carencias técnicas y de discurso; sin duda no es lo mismo, tener una familia en la Mancha, que una mancha en la familia, y espero que con este último ejemplo, quede claro a todos, y particularmente al autor (si es que lee este artículo) estas irreconciliables diferencias.

En lo referente a las pinturas de la muestra, estas se caracterizan, por un amplio conjunto de cuadros matéricos, que no “materialistas”, realizados en técnica mixta, con un claro, y yo diría que abusivo uso, del recurso del collage; a Portalés no le ha quedado nada por pegar en sus cuadros, desde restos óseos de animales, caracolas, arena, tierra, caparazón de tortuga, pasando por alambres, maderas, papel de periódicos etc. y todo ello, gracias a una considerable capa de cola de acetato, para que todo quedara muy bien sujeto al soporte, estoy por pensar que ha utilizado hasta chapapote en el color negro de los fondos; pues quizás así podría pensar, que daba mayor dramatismo y “altura” técnica a las composiciones, luego abundante barniz, que según el brillo caramelizado que reflejan, me atrevería a pensar que se trata de barniz industrial, (es decir, no apto para cuadros) luego buscó un titulo bien rimbombante que acompañara a la muestra y ya está, “Materialismo Metafísico” y a quedarse tan ancho, ha inventado una nueva corriente artística y para ello solo ha gastado cinco litros de cola y otro tanto de barniz, que supongo le sobró a un amigo después de adecentar el barco.

Sobre la muestra de esculturas no haré comentario alguno, pues no voy a ampliar innecesariamente este artículo, tratando de valorar lo que a todas luces responde de manera evidente a un resultado no solo insuficiente, sino además mal concebido en el discurso, por lo que prefiero callar, para no herir quizás, aun más, las sensibilidades de algunos.

Para terminar, una última cuestión que ya les avisaba al principio de este articulo con relación a las palabras del catálogo, ya que es algo que me parece importante destacar también de esta desafortunada exposición.

Como guinda de desaciertos en esta muestra, ya que no hay uno sin dos, o si lo prefieren, digamos que Dios los cría y ellos solitos se juntan, me ha sorprendido leer en el catálogo (folleto) de la muestra, unas palabras que avalan la firma de tres iniciales E. F. T. donde nos dicen que Portalés no deja de trabajar ni durmiendo, queriendo justificar así, la “incontrolable” producción “creativa” del autor. Aunque tal comentario nos resulte increíble, esto es solo una pequeña muestra de un cúmulo de opiniones simplonas y descabelladas de este “autorizado” y estampador de anagrama de tres letras como presentador del catálogo. Quizás sea aquí donde radica lo “Metafísico” de la exposición, claro, siempre y cuando se quiera entender el concepto, como sinónimo de absurdo y no como razonamiento profundo y trascendental sobre cualquier materia; y tanto es así, que en el encabezamiento del primer párrafo de las palabras del catalogo de la exposición, podemos leer, “La creatividad no se puede expresar con palabras, …” Con tal estupidez, este señor se carga de un plumazo la rica herencia literaria de grandes artistas que sí han legado al mundo, y además por escrito, la elevada constancia de su altura creativa, quizás sea que para este señor de incógnita firma de anagrama, la obra de José Saramago (por citar solo al último de los grandes escritores) carece de toda creatividad.

En fin mis queridos lectores, para que el mundo sea mundo, ha de haber de “tot”. Como dijera el gran Santiago Ramón y Cajal, sin duda un hombre de sobrado talento creativo, y que supo además dejarlo por escrito en su afamada y revolucionaria teoría conocida como la «doctrina de la neurona», “Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia” y recuerden siempre, que la mejor crítica es la que no responde a la voluntad de ofensa, sino a la libertad de juicio, quizás Portalés sea un hombre muy sentimental, apasionado y sensible, y en su infinita sed de emociones y experiencias, no repare en la necesidad de entender con rigor, el estudio, la constancia y el perfeccionamiento técnico y conceptual del arte, pero hay que tener cuidado, decía Oscar Wilde, que… “un sentimental es un hombre que ve un absurdo valor en todo, y no conoce el precio fijo de nada”.

Sinceramente espero y deseo que esta exposición, “Materialismo Metafísico” no sea para Portalés, una simple cantinflada y le sirva de provechosa experiencia de superación personal y artística.

Muchas gracias y hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez

03 julio 2010

La cerámica de Isabel del Portillo

Estimados lectores:

El pasado jueves 1 de julio, quedó inaugurada en la sala de exposiciones del Ateneo Cultural de Castellón, situado en la calle Antonio Maura Nº 4, la exposición homónima del la ceramista Mª Isabel del Portillo Sánchez, ceramista madrileña afincada en Castellón desde hace muchos años, que en esta ocasión nos presenta una amplísima exposición, yo diría que excesiva, pues una oportuna y cuidada selección del numero de piezas, hubiera arrojado más calidad al conjunto, descartando así no solo esa sensación un poco recargada en el espacio expositivo, sino además prescindiendo de algunas de menor calidad, que no aportan gran valor al conjunto, permitiéndonos de ese modo disfrutar más y mejor de la muestra. Suelo decir tanto a mis alumnos, como a aquellos colegas que me consultan cuando van a exponer sus trabajos, que es mejor apostar siempre por la armonía expositiva, sustentada en la calidad y no en la cantidad de los trabajos, pienso que no es conveniente llenar la galería con piezas que no meritan ser exhibidas, no se debe saturar al público que acude a ver la muestra, pues se corre el riesgo de que este quede harto de lo que hacemos y se provoque un efecto contraproducente de saturación y agobio, por eso es mejor poco y bueno, para dejar siempre un buen sabor de boca en el público y el deseo de que vuelva con ilusión, a visitar una nueva exposición nuestra.

Otra cosa que siempre me ha llamado la atención de manera desconcertante, ya no solo en esta exposición, sino en muchas otras que suelo visitar durante el año, es la innecesaria polivalencia utilitaria que se le suele dar al catalogo o folleto de información que acompañan a las exposiciones, donde (y siempre según mi punto de vista) este debería actuar como herramienta didáctica para el publico y ser utilizado para ilustrar teórica y técnicamente la imagen plástica que se exhibe, pero nunca rivalizar con ella. En este caso, aparece en el díptico "informativo" de la exposición, un “poema” del Sr. Marcelo Díaz, titulado “El ancla y el vuelo” que al margen de mis valoraciones de tipo literario, en la cuales no voy a entrar por no venir a cuento, creo que lejos de beneficiar con una información complementaria, cronológica y/o técnica a la muestra, nos confunde, pues la poética de las palabras tienden a influir en nuestros análisis y por lo tanto, limitan la libre interpretación de la imagen plástica que vemos. Bastante literatura engalanada y a veces incomprensible ya existe en las palabras que escriben algunos críticos en los catálogos, para hacer del mismo un libro de poemas, con todo lo que pudiera tener de sugerente tanto los símiles, como las metáforas. Particularmente prefiero que estas (las metáforas) surjan en la mente del espectador, a partir de la contemplación de la imagen plástica que se exhibe y no como consecuencia del condicionamiento de una imagen literaria que aparezca escrita en ningún catálogo o folleto, aunque esto solo responde a mi reflexiva opinión.

Al margen de esto, la exposición de Mª Isabel del Portillo, resulta armónica en el uso del lenguaje, donde el recurso técnico nos transmite no solo una uniformidad formal, sino además un evidente dominio técnico, que si bien en esta muestra resulta escaso en sus aplicaciones y recursos, este le atribuye al conjunto un tono agradable y de incuestionable belleza. Conjunto que halla su punto de encuentro en un lenguaje de rica y sugerente atmósfera de lo étnico, lenguaje que comúnmente ha sido utilizado en la cerámica española después de la interpretación y síntesis picasiana, que parte de esa herencia cultural que llegó a Europa desde África, de América precolombina o de la cultura aborigen de la Polinesia, y que a diferencia del extenso legado del genio malagueño, que supo encontrar el punto sincrético entre los continentes, el resto parece no saber separarse del padre.

En la obra de Mª Isabel del Portillo, encontramos pasión por la expresividad de las texturas, los claros esmaltes conviven en altos contrastes con las superficies vírgenes y oscuras del gres, quizás después de haber sido este sometido a una cocción en reducción, los tonos verdosos oscuros, que aporta el óxido de cobre o el sobrio carácter que impregna el del hierro, penetran con su oxidación en los grafiados enérgicos de líneas, que buscan una decoración de ilustrativa sensación tribal. Composiciones totémicas que encontramos en algunas de sus piezas, que se bifurcan de manera orgánica en la vertical, y que parecen recrear sugerentes monteras de torero, astas de animal, o divorciadas ramas de árboles, que bien pudieran aludir a lo orgánico entre dos reinos que se complementan, con la flora y la fauna.

El hábil oficio de esta ceramista es obvio y se hace patente al contemplar cada una de sus piezas, es innegable que ello no le supone ningún obstáculo en sus creaciones, quizás estaría bien que ahora disfrutara de un periodo de reflexión, algo que por otra parte siempre resulta necesario, para plantease la necesidad de producir menos, en aras de una búsqueda más intelectual que le ayude a descubrir en su lenguaje plástico, un resultado más singular y propio, la excelencia en el oficio no basta y en estos momentos Mª Isabel del Portillo, se parece mucho a tantos otros y las fuentes que la inspira están aun muy cerca de sus actuales resultados.

Dicho esto debo decir con sinceridad, que bien vale la pena disfrutar del buen gusto y cuidado en el oficio que nos enseña esta experimentada ceramista y es por ello que no me queda más que invitarlos a que acudan a visitar esta exposición, la cual permanecerá abierta hasta el próximo sábado dia 17 de julio en la que espero resulte de su agrado.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez