Translate

25 diciembre 2011

Un lenguaje con sentimientos.

Estimados lectores.

El pasado jueves 15 de diciembre, la Fundación Caja Castellón-Bancaja presentó en la Sala Bancaja Hucha, ubicada en la calle Enmedio 82 de nuestra ciudad, la exposición titulada “La Lírica de la Abstracción” del recientemente fallecido pintor Valenciano Fernando Peiró Coronado (Alaquàs 1932-Benicarló 2011) y que agrupa alrededor 30 piezas entre pinturas y dibujos de este pintor.

La obra de Fernando Peiró que en estos momentos se encuentra expuesta, con algún ejemplo figurativo en sendos auto retratos del autor, está enmarcada en un escrupuloso informalismo de vertiente abstracto matérica, muy de moda y expandida en España en los años mozos del artista y que recoge los ecos y las influencias de aquellas obras de destacados pintores como fueron los integrantes del Grupo “Dau al Set” surgido en Barcelona en el 1948 con Joan Ponç, Joan-Josep Tharrats, Modest Cuixart y el más internacional de todos, el catalán Antoni Tàpies, como también los del grupo “El Paso”, formado unos años más tarde en 1957 en Madrid, integrado por Rafael Canogar, Luis Feito, Manuel Viola, Antonio Saura y Manolo Millares, considerados como uno de los primeros referentes de la vanguardia artística española de posguerra que cultivaron diversas vertientes de la abstracción como lenguaje expresivo dentro de sus obras y que bebían a su vez de sendas influencias que comprendían el informalismo Francés con artistas tales como Jean Fautrier, Georges Mathieu, Jean-Paul Riopelle, y Jean Dubuffet entre otros y del Expresionismo Abstracto norteamericano, con Jackson Pollock, Willem de Kooning, Mark Rothko y Arshile Gorky a la cabeza.

A pesar de las claras influencias que evidentemente existen tanto en la obra de Peiró, como también en la de muchos otros artistas de aquellos momentos, (años 60 y 70) su elección por este tipo de lenguaje vendría a justificar de alguna manera un discurso que se manifestaría principalmente en la necesidad de exponer con sus obras un contenido o lectura de mayor compromiso tanto en lo ético, como en lo estético. Intención esta que viene avalada por un momento histórico de profundos cambios en el terreno de lo social, lo político y cultural. Permitiéndole al pintor ya coronado como ente activo dentro de la cultura y la sociedad, a posicionarse en una determinada manera de pensar, ver y defender tanto el arte, como la vida.

En el análisis técnico de las obras de Peiró, vemos como existe una gran preocupación por los aspectos texturales y compositivos, el cromatismo expresado en una oscura paleta de pardos terrosos, nos envuelven en una atmósfera intimista, intelectual y de gran misterio discursivo. La amplitud textural que logra con el recurso del grafiado y el collage, que el autor emplea con habilidad y orden, nos transmite una enigmática expresividad que nos hace disfrutar de unos acabados de gran riqueza visual. La tridimensionalidad física que acompaña a los objetos que se adhieren a la planimetría del soporte a veces madera, otras cartón, como conchas, plumas o pequeños trozos de espejos, busca una integración visual (no siempre lograda) en un entorno de gran plasticidad, donde la amplitud de los recursos utilizados son controlados y repartidos en un escenario de proporciones discretas haciendo de la obra (como en su momento fue) la ideal ilustración para el poema de un amigo.

La obra de Fernando Peiró Coronado, es el fiel testimonio de una España de transición, donde los valores humanos de virtud (ahora tan escasos y confusos) hacían del arte y la cultura un hermoso calidoscopio de variados lenguajes, discursos y contenidos, donde a toda propuesta se le otorgaba un valor, el que tenía, no otro, el justo, el que estimulaba al merito del esfuerzo, al trabajo y la constancia y como no, al resultado final de la obra. Aquel que impedía llamar artista al que no lo era, o maestro (que aun siendo autodidacta) se diferenciaba del simple aprendiz, o connotado pintor, al que solo era un humilde aficionado de la pintura y no más. Un momento donde el “frikismo” (tan común hoy en día) debía ser acompañado del talento o era simplemente considerado una enfermedad psiquiátrica, donde la objetividad y profundidad de los análisis de las cosas y los fenómenos no llamaban a confusión y lo relativo no era contradictorio ni permisivo. Mucho hemos cambiado y no siempre para bien, quizás sea cuestión de revisar lo que se hizo y sobre todo analizar el porqué y para qué se hizo, quizás de ese modo comprendamos los motivos que tuvo el querido José Antonio Labordeta para seguir siendo durante toda su vida el fiel amigo de D. Fernando Peiró Coronado.

Descansen en paz maestros

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez

Videos relacionados con el texto:
http://youtu.be/tBxbaG0zXoo
http://youtu.be/n65kEMWQz_0
http://youtu.be/gH6sBFoe-pE

16 diciembre 2011

Un espacio de posibilidades limitadas en la obra de María Ordóñez.

Estimados lectores

El Centro Cultural Provincial de las Aulas inauguró el pasado martes 13 de diciembre, la exposición titulada “El espacio de las infinitas posibilidades” de la pintora y licenciada en Bellas Artes por la Universidad de San Carlos en Valencia María Ordóñez. Quizás hubiera sido más oportuno o aconsejable inaugurar otro día, pues las profecías a veces se cumplen y creo que este caso, es un buen ejemplo de ello.

Según recogen algunos pocos medios que he consultado y que se han hecho eco de la muestra, la misma pretende recuperar una visión ensoñadora de la realidad, que esta artista plástica castellonense agrupa en una veintena de obras, entre las que se encuentran “Las tres gracias de las Vegas” y “El sueño de una noche de verano”, no sé si esta última inspirada en la obra de Shakespeare, en la obertura musical del compositor alemán Félix Mendelssohn, o en la adaptación cinematográfica que hiciera el director estadounidense Michael Hoffman con una bella Michelle Pfeiffer en el papel de Titania como reina de las hadas. También los medios aluden como su “Curriculum vitae et studiorum” que la Ordoñez ha expuesto en las principales salas de la provincia, entre ellas Pictograma, Castalia Iuris o la Casa de l’ Oli de Vila-real. Además que ha sido fundadora de la Associació de Nous Comportaments Artístics y finalista en numerosos certámenes pictóricos. Lo cierto es que la impresión que he recibido al visitarla es de gran decepción por la simpleza técnica y conceptual de sus obras, lo cual alude a un resultado muy aficionado y pobre. Y con ello no me refiero solo a estos dos últimos ejemplos, sino a la muestra en general, haciéndose si cabe más sorprendente y preocupante mi percepción, si tenemos en cuenta que quien expone es una licenciada en Bellas Artes y por lo tanto una especialista en esta rama del arte.

Los recursos plásticos son tratados en un sentido muy elemental de sus tratamientos, donde el uso repetitivo y simple del “accidente” en lo gestual de las manchas, arroja un cromatismo que poco arriesga y nada propone ni en su concepción espacial compositiva, (donde muchas veces resulta caótico en el equilibrio de las masas visuales y cromáticas) ni en los colores empleados generalmente de uso muy aficionado en sus mezclas. El dibujo, aunque con clara intención de esquematizar las formas humanas, resulta insuficiente evidenciando una indudable carencia en este aspecto, que lejos de buscar la siempre aludida “expresividad” de la que muchos hablan para justificar el mal dibujo, aquí vemos ejecutada con claro temor y desconocimiento de la estructura anatómica. Y ya sé que posiblemente la intención que refiera esta pintora con relación al lenguaje que ha utilizado en sus obras es la de no pretender mostrarnos una visión naturalista, fiel o descriptiva del objeto (que es lo que se suele decir cuando no se tiene tanta destreza en estos aspectos) pero en cualquier caso, tanto en su aspecto formal, como en su “innovadora” propuesta discursiva, el resultado sigue siendo pobre, simple y muy trillado.

Siempre he sido del criterio, que los conocimientos que se adquieren en los estudios de cualquier especialidad dentro de las artes, e incluso dentro del saber humano en general, es un factor que de alguna manera nos ayuda a distinguirnos de aquellos que no lo tienen, o que solo lo tienen de una forma superficial o aficionada del fenómeno o especialidad en cuestión, ya que de no ser así, podríamos caer en el craso error de llamar y considerar electricista a aquel que solo nos cambia una bombilla del salón cuando se nos funde; fontanero al que nos arregla un grifo cuando gotea o médico a aquel que nos prescribe una aspirina para un dolor de cabeza, convirtiendo a la especialidad y por consiguiente al especialista, en algo o alguien carente de importancia, distinción y significado. Es por ello que la complejidad técnico-conceptual de un cuadro realizado por un licenciado en arte, debiera ser portador de la excelencia técnica que nos describa el valor de un especialista del ramo y no el resultado simple, carencial y limitado que podríamos apreciar en alguien que no ostenta y acredita un título. Y no es que quiera decir con ello que la obra de un profesional deba ser siempre compleja e inalcanzable tanto en lo técnico como en lo discursivo, No, en mis años de experiencia he visto a algunos buenos ejemplos de pinturas donde sus autores sin poseer el título de la especialidad, pero sí motivados por la investigación constante, el amor al conocimiento y la dedicación al trabajo, hacían valer un resultado en sus obras francamente elevado en su calidad técnica y también en sus propuestas. Y es que no es lo mismo ser sencillo que simple; la sencillez entendida como síntesis para abordar y explicar de manera didáctica las cosas y los fenómenos complejos, (como los que se plantean también en el arte) es sin duda un elevado ejercicio de la razón y la inteligencia de lo elevado, pero una cosa es ser sencillo y hacer de la síntesis una virtud y otra bien distinta es ser, realizar o abordar las cosas de manera simple, insustancial o pueril, lo cual encierra una condición de pobreza intelectual que pudiera verse reflejado tanto en el análisis de los conceptos y categorías, como en los aspectos técnicos, arrojando de ese modo gran banalidad de los discursos que se transmiten. Por ejemplo, podemos recrearnos e incluso instruirnos a través del lenguaje sencillo y directo empleado en la obra literaria del vallisoletano Miguel Delibes, podemos conocer de la profundidad del dolor y el drama en las formas esquemáticas realizadas por Picasso en las figuras del Guernica o disfrutar de la sencilla estructura musical que emplea Mozart en muchos de sus conciertos pero en ninguno de estos casos los resultados pudieran calificarse de simples, fáciles o aficionados.

Por todo ello debo decir que es una pena que en esta exposición de María Ordóñez “El espacio de las infinitas posibilidades” que permanecerá abierta al público hasta el próximo 31 de diciembre, en el centro cultural provincial “Las Aulas” las posibilidades hayan sido tan limitadas y no infinitas como nos propone su autora, espero y deseo que en la próxima (si es que decide seguir exponiendo su trabajo al público) estas sean más amplias y sobre todo respondan a la calidad y profesionalidad que se debe exigir de alguien, que como la propia autora ha señalado, desea introducirse por meritos propios en el mercado internacional del arte, por lo pronto no ha sido este un buen comienzo, no sé si porque era martes 13 o porque necesita tomarse algún tiempo de necesaria reflexión y estudio para volver a exponer sus propuestas.

Hasta la próxima entrega

Amaury Suárez.

05 noviembre 2011

La belleza con sello propio.

Estimados lectores.
El pasado 2 de noviembre quedó inaugurada en el centro cultural provincial “Las Aulas” de nuestra ciudad, la exposición del pintor valenciano Josep Francés Anaya (Alzira – 1959).
Una muestra de gran rigor en los aspectos del oficio del pintor, donde la versatilidad de los recursos plásticos se da cita en hermosos paisajes urbanos de gran luminosidad cromática, audacia en el tratamiento del dibujo y racionalidad controlada en el efecto aparente de la profundidad y perspectivas de las escenas. Josep Francés, es sin duda un pintor de gran dominio técnico y de gusto por agradar con la imagen; sus ciudades están llenas de dinamismo lineal y colorido, que nos remontan a esos hermosos tratados de arquitectura, donde se avizoran los conocimientos reales que el autor posee en esta disciplina artística. Creo que en su caso, hasta el mismo Filippo Brunelleschi podría sentirse orgulloso si hubiese tenido en su estudio, a tan aventajado y creativo discípulo en el conocimiento de su perspectiva cónica. Y es que contemplar una obra de este género (paisaje urbano) de Francés Anaya, es recrearnos además en una visión renovada, fresca y dinámica de un hermoso “constructivismo” de apariencia cinética, casi futurista, donde el movimiento es sugerido no solo por los aspectos lineales de la perspectiva, sino además por el audaz, extenso y hermoso tratamiento del color; que como amplio calidoscopio del matiz, nos conducen a esa sensación casi frenética que se experimenta en la vida cotidiana de las grandes ciudades modernas de hoy.
Por otra parte y siguiendo en esa línea de amplitud técnica del oficio y también de esa exaltación de la belleza de tipo modernista, el pintor nos regala también en esta muestra, una serie de imágenes muy diferentes a la de los paisajes, pero igualmente hermosas y de gran lirismo formal y cromático, que representan a rostros y figuras de mujeres, que con una cierta atemporalidad, aparecen como salidas de cuentos de hadas en hermosas ilustraciones, dejándonos entrever la huella no solo de grandes maestros de la pintura de las escuelas valencianas y catalanas como Joaquín Mir, Ramón Casas o el propio Joaquín Sorolla, sino también de magníficos modernistas como el pintor y cartelista checo Alfons María Mucha.
Y es que Josep Francés Anaya es un pintor que gusta del color y la belleza, del oficio y de la más autentica condición de ser pintor, donde la tradición que ahonda en el buen hacer, enfatiza la imagen de una figuración fresca y sencilla, cotidiana y moderna, donde la belleza se hace legible a todo tipo de público, aquella que no oculta la necesidad de agradar y decirnos que aun hoy, entre tantos discursos estéticos y variadas propuestas contemporáneas, hay quienes siguen creyendo que la imagen de una hermosa mujer, seguirá siendo para el amplio público, el símbolo más apreciado y representativo de la universal belleza, algo que su autor realiza para mayor virtud, con un indiscutible sello propio.
Les invito a que no dejen de ver esta magnifica exposición que con gran acierto nos regala el centro cultural provincial de “las Aulas”, porque es de esos buenos ejemplos que al contemplarla, disfrutamos y aprendemos a la misma vez. La muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo día 19 de noviembre y podrá visitarse de lunes a sábado en los horarios comprendidos entre las 10:00 y las 14 horas en las mañanas y desde las 17.00 hasta las 21:00 horas en horario de tardes.
Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez

17 octubre 2011

“El arte de Conectar”. ¿Con quien?

Estimados lectores.

El pasado 7 de octubre quedó inaugurada en el Espacio de Arte Contemporáneo de Castellón (EACC) que como todos conocen se encuentra ubicado al lado del Conservatorio y de la Escuela Superior de Arte y Diseño, detrás de la plaza Borrull, la exposición de la artista japonesa Atsuko Tanaka (Osaka 1932 – Nara 2005) titulada “El arte de Conectar”.

Es la primera vez que dedico un artículo de opinión en este blog, a una muestra que se exhibe en esta institución cultural y no he podido encontrar mejor momento para hacerlo, ya que la importancia expositiva de la misma, así como de la artista elegida es verdaderamente excepcional y notoria.

Como breve referencia les diré que Atsuko Tanaka es una de las artistas más importantes y reconocidas de la vanguardia japonesa, miembro integrante del célebre y transgresor grupo “Gutai” (cuyo nombre viene dado por la conjunción de las palabras "gu" que significa herramienta y "tai" que significa cuerpo). Su principal fundador fue el pintor abstracto Jiro Yoshihara, (una de sus obras en imagen) defensor de la pintura gestual y que había comenzado su trayectoria artística como pintor surrealista a inicios de los años treinta.

El grupo “Gutai”, que nace en su motivación conceptual de la terrible experiencia dejada por la segunda guerra mundial en el país nipón, rechaza todo rasgo de consumismo capitalista y para ello encuentra un lenguaje propio de tinte irónico, a veces agresivo, otras violento, basado en la creación de “ambientes” de reflexión estético-discursiva, principalmente al aire libre, donde utiliza como herramienta para sus creaciones, la expresión corporal, ruidos, sonidos y palabras en apariencia inconexas, que se conjugaban con luces coloreadas, cortinas de humo, chorros de agua y actuaciones de los artistas que constituían auténticos “happenings” o “performance” muy originales y sorprendentes para su época. Hay que reconocer (según recogen algunos artículos de arte de la época) que fueron pocos los espectadores y participantes que realmente se sintieron atraídos por aquel novedoso lenguaje que mostraba una manera diferente de hacer, sentir y leer en la acción plástica. Algo que al parecer y curiosamente, sigue ocurriendo hoy en día (medio siglo más tarde) con este tipo de arte que recogen museos, salas y espacios especializados, que suelen absolutizar y atribuirle equivocadamente a lo “contemporáneo” sólo este tipo de lenguaje (propio del arte conceptual) como si fuera esta la única y exclusiva marca de denominación de origen del término. No entendiendo, o no queriendo entender, que ser “contemporáneo” es reflejar una visión o propuesta mucho más amplia, plural y variada de los lenguajes, iconografías y propuestas artísticas, incluyendo también aquellas que equiparan en su imagen la importancia de los aspectos formales de asociación directa y descriptiva de la realidad objetual al discurso, como son las obras de corte figurativo o realista. Y un buen ejemplo de ello lo podemos encontrar precisamente con esta exposición de Atsuko Tanaka en el Espai d´Art Contemporani de Castelló, que aun exhibiendo una obra de indiscutible valor estético, conceptual y artístico, la clara y patente ausencia de público convierte a la sala en un espacio desierto, triste y sombrío a pesar de la variada, vibrante y hermosa brillantez de los colores que se reflejan en los grandes cuadros de esta muestra. Y ya sé que "El arte no debe preocuparse por su clientela" como decía el filosofo y novelista francés nacido en Marruecos Alain Badiou, frase que he podido leer recientemente en un interesante artículo navegando por la red, pero una cosa es eso, con la que en un principio puedo entender y estar de acuerdo y otra bien distinta, es que una institución como la que nos ocupa, que debe y tiene que buscar la diversidad de sus propuestas expositivas, para tratar de promulgar y expandir la cultura entre la población, no sea capaz de diseñar políticas culturales más atractivas, participativas y plurales para que el arte actúe como un valor y también como un derecho de disfrute y conocimiento de todos, o al menos de una gran mayoría, pero en fin, como ya se sabe, la miopía intelectual no tiene porque ser solo de aquellos que de forma pasiva y silenciosa “disfrutan” del arte en las exposiciones, algunos de los que lo promocionan y también dirigen, padecen de ese contagioso y acostumbrado mal de estos tiempos donde las normas se relativizan hasta su invalidez y la verdad se hace cada vez más inalcanzable. Pero eso es otro asunto del que ya he hablado y seguiré hablando según considere oportuno, ahora volvamos a la obra de Atsuko Tanaka.

La exposición nos conduce por un interesante y muy didáctico recorrido de la carrera artística de Tanaka, mostrándonos algunas de las obras realizadas por esta artista entre los años 50 y 60 cuando era miembro del grupo “Gutai”, mostrando un discurso más hermético, reflexivo e intimista como las de su serie “Calendar y Work” donde la sencillez de los recursos expresivos utilizados, así como los aspectos sígnales y de dibujo que aparecen en las obras, nos aluden a una secuencialidad numérica que nos habla del recurso del “contar” en los serenos estados de meditación o insomnio. En esta etapa encontramos en la muestra dos de sus obras más famosas y trascendentales en el panorama del arte, “Electric Dress” de 1956 (en imagen) que consiste (como su nombre nos indica) en un “vestido” confeccionado a partir de bobillas y lámparas de luz en colores brillantes que son iluminadas de forma automática, en breves espacios de tiempo y “Bell” de 1955, esta última un ejemplo de lo que Tanaka llamó “pintura sonora” y que consta de 20 timbres eléctricos que a modo de campanas suenan en serie, estableciendo un estrecho vinculo entre arte y maquina mediante el uso rudimentario de la mecánica y los circuitos eléctricos, o lo que es lo mismo, arte y tecnología.

Como conclusión de la muestra aparecen algunas obras de su último período Post “Gutai” donde la artista realiza unas serie de monumentales pinturas abstractas de gran belleza ornamental, muy coloristas donde su autora interpreta un universo caótico, pero no por ello menos hermoso, que muchos asocian a los circuitos eléctricos, pero que también y de manera irónica podría aludir a la compleja y a veces nula comunicación del arte con el publico, en la medida que este pierde su referente conocido. Y todo ello descrito en un hermoso encaje de líneas que se superponen y entrelazan, como impenetrable arabesco que da lugar a un horror vacui compositivo, de gran brillantez y pureza de color, donde el gesto y el dinamismo compositivo a veces reforzado en circulares formatos, nos hablan de movimiento, energía y vida.

Les recomiendo a todos ustedes visitar esta extraordinaria exposición, pues no solo ha sido sin lugar a duda una de las mejores que se han exhibido en este Centro, si no que además les permitirá conocer la obra de una de las figuras más importantes de la vanguardia japonesa y del arte universal contemporáneo. Y aunque “el arte de conectar” del conceptualismo (que no del arte contemporáneo) sigue siendo aún un misterio por resolver, y no sabemos muy bien a quien van dirigidas sus propuestas, es justo que sepamos apreciar y disfrutar cuando estamos en presencia de una destacada figura que ha hecho de este movimiento un alto valor de lo estético y la cultura.

La muestra permanecerá abierta al público hasta el 31 de diciembre, pero no espere tanto para ir a verla pues bien vale la pena verla varias veces.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez.

06 octubre 2011

"25 anys de bodegons". Ganándose el respeto.

Estimados lectores.

El pasado martes 4 de octubre quedó inaugurada la exposición titulada "25 anys de bodegons" (25 años de bodegones) de la pintora Claudia Trilles Porcar (Claudia de Vilafamés) en el Centro cultural provincial “Las Aulas” de nuestra ciudad.

En un ambiente realmente distendido y con gran asistencia de público, la muestra recibía a los visitantes con una proyección audiovisual en una pequeña pantalla situada en la sala colateral a la que exhibe la exposición principal, mostrándonos una breve panorámica del quehacer artístico de Claudia de Vilafamés en donde se visionaban una serie de cuadros realizados por ella en diferentes épocas. Recurso este que le ofrecía al público asistente la posibilidad de conocer aun más de cerca a esta pintora.

Conozco la obra de Claudia de Vilafamés desde hace años (prácticamente desde que llegué a vivir a Castellón a principio de los 90) y siempre me ha parecido de gran rigor y belleza en lo técnico, aún cuando el género y el lenguaje tratado (bodegones naturalistas) al parecer hayan pasado de “moda” y no suelan resultar tan “atractivos” o “sorprendentes” como los de la “nueva iconografía contemporánea” tratándose a veces con menosprecio y de manera peyorativa tanto por el público de arte, como por la critica “especializada”, sobre todo aquella que solo ve el valor de la “originalidad” en lo “moderno”, lo “contemporáneo” o lo de “vanguardia” cuando muchas veces se recurre de manera falaz a la supremacía de la “idea” porque existen claras carencias en el dominio de lo formal, que se expresa en un mal uso del oficio en la aplicación de las técnicas. Y es que la artesanía bien hecha (a pesar de no ser ni lo único, ni lo más importante) aún nos sigue sorprendiendo favorablemente (incluso en aquellos que somos conocedores y especialistas de ella) porque sin duda resulta ser el elemento que ante la duda de valoración, nos puede aclarar si estamos en presencia de un artesano, un farsante o realmente un artista.

Y en el caso de la obra de esta pintora, es referirnos a lo “bien hecho”, entendido esto en un sentido exacto del rigor y el respeto por el oficio y también por la coherente y más autentica condición de ser un pintor (en este caso pintora) aunque hoy en día algunos busquen refugio en lo efímero y superficial de la moda, o en los contaminantes y sórdidos factores extra culturales que algunos “artistas” establecen en su relación con aquellos sectores del poder político, el mercado y la especulación.

Hablar de la obra de Vilafamés es referirnos a una visión amable, hermosa y lírica de la cotidianidad, de la huella del tiempo que es recogida en las vasijas que representa en sus cuadros, de la calidez del recuerdo del hogar de antaño, silencioso, rural, humilde. Convirtiendo a la anécdota en elevado discurso, reflejado en el gusto por el detalle preciosista, que la autora nos presenta con elegancia y señorío. Su actual exposición formada por un total de 15 obras, es en suma una hermosa y referente muestra de calidad y gusto, condición “sine qua non” para lograr la admiración y el respeto, porque Claudia de Vilafamés es sin duda un valioso espejo donde debiéramos reflejarnos todos y como es natural, algunos más que otros.

La exposición permanecerá abierta al público hasta el próximo día hasta el 29 de octubre y como deben suponer, se la recomiendo muy en especial ya que desde que abrió la temporada el pasado septiembre los ejemplos de exposiciones que hemos tenido han sido bastante insuficientes y para una que se nos presenta con calidad, bien vale la pena no desaprovecharla.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez

24 septiembre 2011

José Manaut. Pintor, masón y comunista.

Estimados lectores.

El pasado 20 de septiembre quedó inaugurada en el centro cultural provincial de las Aulas, la exposición monográfica del pintor valenciano José Manaut Viglietti (Llíria 1899 – Madrid 1971) donde acudieron un buen número de asistentes así como importantes personalidades de las artes y la política entre las que destacaba Dña. Stela Manaut hija del pintor y directora del museo dedicado a la vida y obra de este artista.

Sin duda es complicado hacer una valoración técnica de la obra de alguien que físicamente ya no se encuentra entre nosotros y por lo tanto no puede tener la posibilidad de aportar su punto de vista, y además de ser alguien que de alguna manera ya forma parte de la historia del arte de esta región; sin que esta valoración no sea entendida por algunos, como un acto de autosuficiencia del que analiza (en este caso yo) aun cuando los que piensen de esa forma, estén expresando con su enfoque una limitada visión intelectual del fenómeno. Y si además el personaje al que pretendes valorar su obra, posee valiosos meritos extra culturales relacionados con factores de tipo ideológico, moral e incluso iniciático muy admirados y respetados por un amplio público de este país, afines a sectores históricos de la izquierda y la republica, mucho más. Pero a pesar de ello, pienso que vale la pena arriesgar, pues soy de la opinión de que un hombre puede ser al mismo tiempo virtuoso como persona en sus actos e ideas y no serlo tanto e incluso cometer errores, en otras actividades relacionadas con su profesión, en este caso la pintura. Pienso que exponer los errores y carencias de un pintor más o menos reconocido y valorado, como es el caso de José Manaut ya hoy “aceptado” por la historia, me ofrece la posibilidad de demostrar a mis lectores, y sobre todo a esos nuevos “artistas” que ya se creen haber llegado a la cúspide del éxito, la gran dificultad que encierra y ha encerrado siempre esta profesión, para que a veces se tome tan a la ligera, aunque solo sea en referencia a los aspectos técnicos y/o de oficio, que resultan ser siempre los menos complejos en relación con el discurso, la idea o el concepto de la obra. De este modo, el análisis y valoración técnica del trabajo de uno de los “grandes” me permitirá ayudarles a que tengan un poco más de coherencia, humildad y sentido común y traten sobre todo de hacer más importante el pincel que su propia lengua.

La obra de José Manaut se desarrolla en una época donde la rigidez establecida por las normas académicas en las bellas artes, era condición sin ecuanum de su razón de ser. La pintura y el arte en general, presentaba una marcada preocupación por “lo bien hecho” entendido esto, no solo por el buen manejo de la técnica, sino además por una exaltación elevada de la distinguida categoría estética de lo bello, que precisamente era representada por una concepción tan hermosa como fiel de la realidad. La pintura de principio del siglo XX en Europa y particularmente en España, recogía toda una herencia del oficio del pintor que había sido depurado con los siglos, no solo en su aspecto artesanal, sino además en la percepción y aplicación de los conceptos y términos donde estos se representaban, bien fuera en dibujos, imágenes graficas, pinturas de caballete o incluso murales; muestra de ello la podemos encontrar claramente en las obras de pintores tales como: Joaquín Mir (1873-1940), Ramón Casas (1866-1932), Santiago Rusiñol (1861-1931), Cecilio Pla (1860-1934) y el gran Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923) entre otros muchos, todos ellos grandes maestros que hacen valer el buen arte de la pintura, expresándolo en sublimes ejecuciones de la técnica y del sentido estético en sus obras.

Pero en el caso de la pintura de José Manaut esa calidad técnica no se aprecia con la misma facilidad, ni el virtuosismo que vemos en las obras de los pintores antes mencionados. Quizás su interés por el arte y la pintura en particular, consistía más en un medio de expresión del discurso de tipo ideológico y ético, comprometido con los sagrados derechos del ser humano en un mundo mejor, que distinguen a la hermosa divisa de la Orden Masónica de libertad, igualdad y fraternidad, y no tanto a cuestiones relacionadas con la aportación plástico estética. En cuyo caso, sus grandes meritos estarían más relacionados con una gran altura humana de hombre libre y justo, pero en cierta medida, en detrimento de su calidad como pintor y artista, aunque esto no quiera decir que fuera un mal pintor, pero sí muy inferior a los anteriormente mencionados y a otros que incluso la historia del arte recoge con mucho menos reconocimiento de su valor y aportaciones.

Algunos ejemplos de la muestra que se expone en estos momentos en el salón principal del centro cultural provincial “Las Aulas” dan buena fe de ello; y así podemos apreciar retratos con errores del dibujo en manos y rostros, fallos en la perspectivas lineal y cromática de los paisajes, tratados con pinceladas más que sueltas “descuidadas” y un cromatismo pobre de la paleta que si bien bebe de la gestualidad y luz de Joaquín Sorolla, solo lo hace en un sentido superficial y a veces caricaturesco de las formas y las atmosferas de los cuadros, factores estos que destacan por encima de algunos otros fallos que evidencian una calidad notable, pero nunca excepcional como muchos de sus contemporáneos.

Pero en cualquier caso, y a pesar de sus fallos y limitaciones técnicas del oficio de pintor, será siempre justo este merecido y en suma modesto homenaje a José Manaut, un hombre cuya mejor obra fue “pintada” desde la cárcel, con el compromiso de sus ideas de justicia y con la coherencia de ser siempre un hombre libre y de buenas costumbres, a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo.

La exposición permanecerá abierta al público hasta el próximo 1 de Octubre en los horarios de visitas acostumbrados.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez . • .

21 septiembre 2011

La dolorosa picada de las “Medusas”

Estimados lectores.

Como ya les había advertido en uno de mis artículos anteriores, al parecer el pasado día 15 del presente mes, ha sido la fecha “elegida” para inaugurar las exposiciones de pintura en los espacios expositivos de nuestra ciudad. Tal es el caso de esta que se exhibe en la Sala Bancaja Hucha de la calle Enmedio 82 de la pintora Reyes Sales a la que voy a referirme en este artículo de opinión, la cual lleva por titulo “Medusas” y que coincide en ser la tercera muestra en inaugurarse ese mismo día junto a la de los “artistas” del Ateneo de Castellón y a la de Eva Córdoba Armelles en el centro cultural Castalia Iuris, todas ellas en nuestra ciudad.

La exposición “medusas” de Reyes Sales es de esas que uno no sabe muy bien como enfrentar, no por la complejidad de la propuesta, (lo cual seria un atractivo reto) sino en relación a que decir a su favor, y casi como en la mitológica escena que hace héroe a Perseo, me quedé de piedra al observarla. A parte del correcto montaje de las obras y una agradable distribución por el espacio de la sala, el motivo resulta pueril y sin interés discursivo aparente, por otra parte, la manera de acometerlo es pobre en recursos técnicos que abarca no solo la escasez de sus procedimientos, sino además sus posibilidades expresivas, en fin, que si tuviera que establecer alguna semejanza o paralelismo entre motivo y discurso, y valorar de forma coherente la muestra, diría que tanto a esta exposición, como a las propias medusas marinas, no hay por donde cogerlas, ya que ambas coinciden en el daño que provocan a los sentidos, unas en el tacto (el animal) reaccionando en nuestra piel con su doloroso veneno y la otra en el de la vista (la exposición) cuando asistimos a verla.

La simpleza compositiva que apreciamos en todas y cada una de las obras, no es solo molesta en su aspecto visual, sino que además denota la incapacidad de su autora en proponernos al menos un “giño” de riesgo y experimentación en este aspecto. Desde el punto de vista técnico, la acuarela como técnica de representación tiene una manipulación limitada y pobre, el efecto de espontaneidad se vuelve gratuito y previsible, repitiéndose hasta la saciedad la misma fórmula que se ve reforzada con la misma composición del motivo. El recurso de las reservas a modo de grafiado y que actúa como efecto de textura “signal” dentro del elemento protagonista, es reiterativo y cansino tratando de aportar un cierto lirismo que se vulgariza en su constante repetición y que realmente aburre. El divorcio de la figura con el fondo es evidente y el motivo aparece recortado y plano, haciéndose por momento opaco, característica ésta que entra en peligrosa contradicción con la técnica propuesta. Solo el color se nos presenta cauto en sus variables, aunque sus combinaciones cromáticas siguen siendo simples y muy elementales, dejándonos entre ver de alguna manera la intención de agradar pero que no va más allá de una belleza simplista y en suma decorativa.

Desconozco las causas o motivos que provocaron no solo este resultado expositivo, sino el deseo de realizar esta exposición, pero sean cuales sean estos, lo cierto es que Reyes Sales nos ofrece una muestra intrascendente, aburrida y muy limitada tanto en lo formal, como en su discurso. Y mejor hubiera sido no exponer antes que mostrar un resultado como este tan carencial y desabrido, no solo por respeto al público que lo merece todo, sino también y sin duda mas importante aun, por respeto a ella misma.

Pero como suelo hacer siempre a pesar de exponer claramente mi opinión, invito a todos ustedes a que visiten esta muestra, aunque sea por el solo hecho de comprobar si la realidad es tan terrible o solo es que he tenido un mal día debido a la dolorosa picada de unas medusas.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez

20 septiembre 2011

"Gamas" de Córdoba Armelles

Estimados lectores.

Con gran éxito de asistencia de publico quedó inaugurada el pasado 15 de septiembre la exposición titulada “Gamas” de la joven pintora Eva Córdoba Armelles en el salón del centro cultural Castalia Iuris de nuestra ciudad.

La muestra, con un agradable sentido expositivo en cuanto a la distribución y colocación de las piezas, hacen posible una fácil lectura de las imágenes que en esta ocasión Córdoba Armelles nos presenta combinándolas además con la posibilidad funcional de que su iconografía pueda ser al mismo tiempo un cuadro, o una imagen impresa en una prenda de vestir, intención esta que la autora refuerza claramente colocando en la galería un conjunto de maniquíes de costurera vestidos con camisetas negras de sport donde ha impreso en cada una de ellas, un ejemplo de sus cuadros.

A diferencia de las exposiciones anteriores donde el color era un recurso tenido en cuenta por su autora en esta, Córdoba Armelles prefiere el blanco y negro, acercándonos a un concepto más gráfico del lenguaje, donde las “tintas” planas (en este caso realizadas con óleo) le aportan sobriedad y elegancia a la imagen, algo que contrasta mucho con el motivo que resulta primitivo o ingenuo cual dibujo infantil. Claro que a los efectos de acabado hubiera sido más conveniente que utilizara el acrílico como técnica pictórica, pues el lento y dispar secado del óleo produce en los planos de los fondos y en algunas partes de las figuras, grandes manchas del aceite que actúan en detrimento de la factura de las piezas.

Sin duda la productividad y el entusiasmo que ha demostrado Córdoba Armelles desde su reciente aparición en el panorama de las artes plásticas de nuestra ciudad es claro y notorio, en muy poco tiempo, hemos sido testigos de su trabajo en varios escenarios expositivos, lo cual nos habla de su gran capacidad creadora y sobre todo productiva, algo que si bien es importante, no lo es todo en el arte, y sería bueno que después de tantas “apariciones” tanto de ella, como de su obra, se tomara un merecido descanso y se dedicara más a la reflexión, estudio y perfeccionamiento de los aspectos técnicos que aun resultan un tanto carenciales y en ocasiones actúan en detrimento de sus trabajos. Pintar mucho está bien, pero pintar bien, es sin duda mucho más importante; y para ello se necesita observar, estudiar y perfeccionar la técnica para así poder madurar con pleno conocimiento de causa, tanto en la forma, como en el interés de los contenidos que se quiera decir con ella.

Eva Córdoba Armelles es una joven pintora con gran ilusión por la pintura y el arte en general y ha decidido llevar a cabo sus sueños en este complejo mundo donde todo resulta ilusorio y a veces los caminos se vuelven duros y muy difíciles. Pero alguien dijo una vez que si en nuestros sueños hemos construido un castillo en el aire, no se ha perdido el tiempo, porque es allí donde debería estar. Ahora falta construir los cimientos debajo de él para que sea realmente hermoso, completo y útil.

Enhorabuena por esta exposición que resulta amable, tierna y cándida, como los ojos de un niño. Ingredientes que siempre se agradecen en estos tiempos de abundante hipocresía y miseria en los valores. Porque aun sin ser nada extraordinaria en discurso, ni gozar de gran virtuosismo técnico, se muestra fresca y dulce como un beso en la mirada.

Les recomiendo a todos visitar esta exposición que estará abierta en dicho centro, hasta el próximo 5 de Octubre en el horario comprendido entre las 9 y las 14:30 y de 16:30 a 19:00 horas y los viernes desde las 9 hasta las 14:30 horas.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez