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30 marzo 2013

Vacío de cuerpo y alma.


Estimados lectores.

El pasado martes día 26 quedó inaugurada en el centro provincial de cultura “las Aulas”, la exposición "Cuerpo - Alma" del pintor Miguel Bagán, del cual no he podido encontrar referencia alguna en los medios, ni sobre su persona, así como tampoco de su trayectoria artístico profesional, aunque después de visitar la muestra y hacer una valoración técnica, que incluye también a la propuesta de su trabajo, puedo intuir que estamos en presencia de una persona con una larga afición por la pintura, que a pesar de encontrar loables resultados en algunos de sus aspectos técnicos, sobre todo en la presentación y los acabados de sus obras, resulta no solo pobre, sino además muy repetitiva, uniforme y aburrida, lo que advierte una clara monotonía visual, cual mecánico estampador de billetes de lotería .

A pesar de las amables y no menos poéticas palabras del crítico de arte Cap de pera, que son recogidas en el catálogo de la exposición y de las que se deduce su estrecha relación con el autor, (aunque ya sabemos que los amigos con sus siempre buenas intenciones, nos mienten ante las críticas) éste no sólo alaba su obra, sino además a la personalidad de su autor, como si esto formara parte  importante del valor de la misma, quizás sea porque a pesar de su buena fe, este crítico en la soledad de su foro interno, reconozca mucho mejor y más valioso al hombre como amigo, que como pintor. Cap de pera nos presenta a un Miguel Bagán como una persona discreta, polémica, inconformista y transgresor, (bueno, trasgresor, que es como aparece en el texto) que inmerso en la soledad de su trabajo se ocupa y preocupa por “buscar cosas nuevas” en su obra. Leonardo Da Vinci decía que era mejor reprender al amigo en secreto y alabarlo en público; quizás este sea un buen ejemplo de ello, pero lo cierto es que Bagán debiera considerarse afortunado por contar con unas palabras como las que le dedica este crítico, con nombre de “dolci testa”, que a pesar de la brevedad en la extensión de su texto, resultan mucho más meritoria y sin duda hermosas, que la propia obra a la que hace referencia, es decir, la suya propia.

Son varios y muy evidentes los aspectos en los que me baso para llegar a la conclusión de que estamos ante una obra de un aficionado, sin que esto tenga porqué resultar algo negativo, (mucho menos ofensivo) simplemente que no es el resultado de un profesional, ni en los recursos técnicos, lo cuales resultan muy limitados y pobres, ni en la propuesta de su discurso, la que se muestra muy descriptiva, superficial, y en suma anecdótica, donde a pesar de la aparente “seriedad” y dramatismo del motivo elegido, su autor se preocupa por lograr una cuidada y comercial intención para mostrarnos lo “bonito” que quedan las texturas sobre el soporte, evidenciando una muy  elemental aplicación y elaboración en sus uso, y que de manera insistente son acompañadas por una limitada gama de colores tierras, carentes de toda complejidad cromática, que su autor aplica con minucioso cuidado en finas y frotadas capas, logrando de ese modo un resultado más propio de esos “cuadritos” que vemos en la sección de decoración de los grandes almacenes comerciales; carentes de toda personalidad pictórica y valor artístico (que no estético) pero que a pesar de todo, resultan “útiles” para tapar cualquier hueco de pared en un negocio de comida rápida o de pequeña habitación de hostal barato, donde lo más probable es que nadie repare nunca de su presencia.

No deseo extenderme más en mi valoración sobre esta muestra, pues en realidad no veo ni el cuerpo, ni el alma a la que alude el título de la exposición, solo una hermosa firma que acompaña a las obras y que tanto me recuerda a la huella del famoso “método Rubio” que años atrás se impartían en las escuelas. Quizás una carrera de tipografista, calígrafo o cartelista, como antiguamente llamaban a los que realizaban a mano alzada los letreros y carteles anunciadores de negocios, locales o películas, sea una buena opción para este aficionado pintor. Y así de ese modo podrá seguir siendo (como así nos lo describe Cap de pera en el catálogo de la muestra) un personaje polémico, inconformista, trasgresor (tal vez quiso decir transgresor) al que no le gusta relacionarse con nuevas personas y que además es muy poco dado a figurar públicamente y en los medios. Quizás por eso no haya podido encontrar referencia alguna de su persona, ni de su trayectoria artística. ¡Ah! se me olvidaba informarles que la muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo 19 de abril en los horarios acostumbrados y aunque esta sea una de tantas exposiciones que vemos colgadas en este espacio cultural, ya saben que desde este blog siempre se les aconseja salir de galerías, pues sin duda resulta una forma sana de cultivar el cuerpo y el alma, aunque esto no sea motivo, ni pretexto, para realizar una nueva exposición.

Hasta la próxima entrega.

Amaury Suárez.